martes, 18 de junio de 2013

Autoempleo, figura que fusiona a patrón y trabajador

Autoempleo, figura que fusiona a patrón y trabajador

Management y Marketing - Domingo, 28 de Abril de 2013 12:58

Notimex

La evolución social deriva también en vertiginosos cambios en el ámbito laboral, donde las modalidades de empleo informal y el autoempleo ganan espacio, con ventajas y desventajas, hasta fusionar en una sola las figuras de patrón y trabajador.

Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indican que al cuarto trimestre de 2012 el país contaba una población activa de 50.7 millones de personas, pero de ellas 3.9 millones permanecían subocupadas y 2.5 millones desocupadas.


Para muchos, laborar en la informalidad ofrece beneficios como no pagar impuestos, servicios o cuotas sociales; determinan su propio horario y, en algunos casos, con ganancias que superan el sueldo que obtendrían en un empleo formal.

Para otros, como Guillermo Rodríguez, el resultado tiene desventajas, pues él y su familia carecen de prestaciones o beneficios sociales, cobertura de salud, seguros ante accidentes de trabajo, aportes jubilatorios o de retiros, pago de vacaciones, días festivos y antigüedad, entre otros.

Tiene 40 años y hace 22 que se dedica a la venta de jugos en calzada de Las Bombas, en el sur de la ciudad de México. Para él, todos los días son "del trabajo", porque lo necesita para subsistir.

Las necesidades económicas de su familia sólo le permitieron concluir la secundaria, y aunque admite escasa preparación, opina que las oportunidades laborales no son las mismas de hace dos décadas cuando saber inglés o computación aseguraba hasta la jubilación.

Hoy, dice, eso es un sueño y aprovecha el paso de trabajadores del Hospital Regional 32 del IMSS para reflexionar: "ojalá y estos dos de verdad sean productivos en su trabajo, porque muchas veces cuando consiguen una plaza no le ponen empeño. Al fin que el sueldo ya lo tienen asegurado".

Según los mismos datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a diciembre pasado en el país había 33.4 millones de trabajadores subordinados o remunerados; 9.8 millones trabajaban por su cuenta, sin emplear personal pagado; 3.1 millones laboran sin percibir remuneración y 1.9 millones son propietarios de los bienes de producción con empleados a su cargo.

José Luis Mora se ubica en el segundo caso. Propietario de una tienda de abarrotes en la colonia Espartaco, argumenta que con la labor diaria en su negocio ha podido solventar la carrera profesional de su único hijo, aunque le preocupa que el desempleo esté afectando también a los profesionistas.

Lamenta no tener beneficios sociales, pero se congratula porque con la dedicación a su negocio "he tenido más ganancias que si tuviera un sueldo en una empresa, donde hoy yo ya no me hallaría".

Además, comenta, ahora quienes no son asalariados tienen otras alternativas de apoyo como el Seguro Popular o acceso al médico en la farmacia de la esquina.

Para Ernestina García, de 42 años de edad, el Día del Trabajo carece de relevancia, pues desde hace 10 años se dedica a la venta de ropa a pesar de que concluyó la carrera de Administración de Empresas en la UNAM.

"Me enfrenté a jornadas laborales muy largas, salarios bajos y en muchas ocasiones hasta a la discriminación por ser mujer y querer aspirar a un puesto mayor", y ahora a la edad pues en muchas empresas ya es impedimento superar cuatro décadas.

Aún antes, Ernestina recuerda que cuando tenía 32 años no logró colocarse en ninguna empresa, porque preferían contratar a jóvenes con un sueldo menor, que establecer relación laboral con una persona con mayor edad y experiencia.

Aunque para vender sus productos recurre a los "tianguis" o mercados ambulantes, ve con desagrado que la falta de fuentes de trabajo propicie el comercio informal en las calles de la ciudad de México y en el transporte público.

Sin embargo, considera que a pesar de que el autoempleo o el llamado comercio informal demanda mucho más dedicación, la recompensa en muchas ocasiones es mayor que en una plaza asalariada.

Rubén Bonilla es otro de tantos trabajadores que fue liquidado de una empresa paraestatal antes de ser jubilado. Ahora vende zapatos por su cuenta, pues a sus más de 60 años de edad las posibilidades de encontrar un trabajo, son casi nulas.

"Considero que hay muy poco que celebrar en el Día del Trabajo, porque los niveles de desempleo siguen siendo altos, las personas adultas o con experiencia ya no son objeto de contratación".


Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indican que en el cuarto trimestre del año pasado 28.9 millones de personas se desempeñaban en el empleo informal, categoría en la que incluye el trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado y el trabajo subordinado donde se elude el registro ante la seguridad social.

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