Autoempleo, figura que fusiona a patrón y trabajador
Management y Marketing
- Domingo, 28 de Abril de 2013 12:58
Notimex
La evolución social
deriva también en vertiginosos cambios en el ámbito laboral, donde las
modalidades de empleo informal y el autoempleo ganan espacio, con ventajas y
desventajas, hasta fusionar en una sola las figuras de patrón y trabajador.
Datos de la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo indican que al cuarto trimestre de 2012 el país
contaba una población activa de 50.7 millones de personas, pero de ellas 3.9
millones permanecían subocupadas y 2.5 millones desocupadas.
Para muchos, laborar en
la informalidad ofrece beneficios como no pagar impuestos, servicios o cuotas
sociales; determinan su propio horario y, en algunos casos, con ganancias que
superan el sueldo que obtendrían en un empleo formal.
Para otros, como
Guillermo Rodríguez, el resultado tiene desventajas, pues él y su familia
carecen de prestaciones o beneficios sociales, cobertura de salud, seguros ante
accidentes de trabajo, aportes jubilatorios o de retiros, pago de vacaciones,
días festivos y antigüedad, entre otros.
Tiene 40 años y hace 22
que se dedica a la venta de jugos en calzada de Las Bombas, en el sur de la
ciudad de México. Para él, todos los días son "del trabajo", porque
lo necesita para subsistir.
Las necesidades
económicas de su familia sólo le permitieron concluir la secundaria, y aunque
admite escasa preparación, opina que las oportunidades laborales no son las
mismas de hace dos décadas cuando saber inglés o computación aseguraba hasta la
jubilación.
Hoy, dice, eso es un
sueño y aprovecha el paso de trabajadores del Hospital Regional 32 del IMSS
para reflexionar: "ojalá y estos dos de verdad sean productivos en su
trabajo, porque muchas veces cuando consiguen una plaza no le ponen empeño. Al
fin que el sueldo ya lo tienen asegurado".
Según los mismos datos
divulgados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a
diciembre pasado en el país había 33.4 millones de trabajadores subordinados o
remunerados; 9.8 millones trabajaban por su cuenta, sin emplear personal
pagado; 3.1 millones laboran sin percibir remuneración y 1.9 millones son
propietarios de los bienes de producción con empleados a su cargo.
José Luis Mora se ubica
en el segundo caso. Propietario de una tienda de abarrotes en la colonia
Espartaco, argumenta que con la labor diaria en su negocio ha podido solventar
la carrera profesional de su único hijo, aunque le preocupa que el desempleo
esté afectando también a los profesionistas.
Lamenta no tener
beneficios sociales, pero se congratula porque con la dedicación a su negocio
"he tenido más ganancias que si tuviera un sueldo en una empresa, donde
hoy yo ya no me hallaría".
Además, comenta, ahora
quienes no son asalariados tienen otras alternativas de apoyo como el Seguro
Popular o acceso al médico en la farmacia de la esquina.
Para Ernestina García,
de 42 años de edad, el Día del Trabajo carece de relevancia, pues desde hace 10
años se dedica a la venta de ropa a pesar de que concluyó la carrera de
Administración de Empresas en la UNAM.
"Me enfrenté a
jornadas laborales muy largas, salarios bajos y en muchas ocasiones hasta a la
discriminación por ser mujer y querer aspirar a un puesto mayor", y ahora
a la edad pues en muchas empresas ya es impedimento superar cuatro décadas.
Aún antes, Ernestina
recuerda que cuando tenía 32 años no logró colocarse en ninguna empresa, porque
preferían contratar a jóvenes con un sueldo menor, que establecer relación
laboral con una persona con mayor edad y experiencia.
Aunque para vender sus
productos recurre a los "tianguis" o mercados ambulantes, ve con
desagrado que la falta de fuentes de trabajo propicie el comercio informal en
las calles de la ciudad de México y en el transporte público.
Sin embargo, considera
que a pesar de que el autoempleo o el llamado comercio informal demanda mucho
más dedicación, la recompensa en muchas ocasiones es mayor que en una plaza
asalariada.
Rubén Bonilla es otro
de tantos trabajadores que fue liquidado de una empresa paraestatal antes de
ser jubilado. Ahora vende zapatos por su cuenta, pues a sus más de 60 años de
edad las posibilidades de encontrar un trabajo, son casi nulas.
"Considero que hay
muy poco que celebrar en el Día del Trabajo, porque los niveles de desempleo
siguen siendo altos, las personas adultas o con experiencia ya no son objeto de
contratación".
Los datos de la
Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indican que en el cuarto trimestre del
año pasado 28.9 millones de personas se desempeñaban en el empleo informal,
categoría en la que incluye el trabajo no protegido en la actividad
agropecuaria, el servicio doméstico remunerado y el trabajo subordinado donde
se elude el registro ante la seguridad social.
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